En recuerdo de la Excma. Sra. Dña. Maria Dolores López de Sagredo, anterior Presidenta de esta Mayordomía que, cariñosamente, desde que me nombró de su Junta, siempre me llamaba con este querido nombre: “Dolorosa”.
En tu regazo de Madre,
Madre nuestra, Dolorosa,
con el lirio de tu Hijo
se funden cincuenta rosas.
Al morado de su Cuerpo
le darán color las rojas
rosas que hoy te ofrecemos,
Madre nuestra, Dolorosa.
Y sonrosarán tus manos,
manos de blanca paloma
por siete veces herida,
siete veces Dolorosa.
Y perfumarán tu aliento
aquellas cincuenta rosas
para endulzar aquel rictus
de tu boca, Dolorosa.
Y te enjugarán las lágrimas
los pétalos de esas rosas,
para realzar ese brillo
de tus ojos, Dolorosa.
Y, enredándose en la Cruz,
aquellas cincuenta rosas
se inmolarán en el puesto
de tu Hijo, Dolorosa.
En este año, tu Trono
se cuajará de mil rosas
que traeremos mil mujeres
con la mantilla española.
Porque nuestros corazones
se transformarán en rosas
para ti, Madre querida,
Madre nuestra, Dolorosa.
Es la razón
del corazón,
la que apasiona
y siente
el tuyo,
traspasado
por cuchillos.
A ese Padre
que entre
tus brazos llevas,
Hijo amado,
el de los dolores
más temidos.
Tu soledad
me abruma
y agarrota,
y aprendo a estar
llevando gotas,
a mi nido
de azules
y amarillos.
El Hijo yace en tus brazos,
siendo su cuerpo una herida,
es tan extenso el dolor
que en tu pecho no hay cabida.
Y se extiende por tu cuerpo
sin remedio, fibra a fibra
y sientes que en un momento
va a sustituir tu vida.
Desde aquí yo te contemplo
y veo una pena infinita
porque yo también soy madre
y comprendo tu agonía;
por quitarte a Ti esa pena
mi vida te donaría
pero mi vida es humana
y tus causas son divinas,
mas deseo consolarte
con una ofrenda baldía,
transformándola mi mente
en valiente alegoría:
Te doy mi traje de luto
para tu alma transida,
la fuerza de mi peineta
forjada con asta viva
y para enjugar tu llanto,
la blonda de mi mantilla.
Quiero verte sonreír,
quiero ver tu sonrisa
ya que en la ofrenda verás
mi fe, mi amor y mi vida.
Compendio de dolor acumulado
poseyendo tu alma inmaculada
se asemeja a los filos de una espada
que deja tu valor despedazado.
Ojeras de color amoratado
son la cuenca por tus lagrimas mojada,
ríos de pena y sangre desbordada,
corazón palpitante y lacerado.
Desde aquí arrebato tus miradas
para darte, si puedo, fortaleza
a través de esas pupilas empañadas.
Y aunque veo mis ruindades desveladas,
también se que eres Madre en tu proeza
y mis ruinas tendrás encarceladas.
Con el dolor desbordado,
de su llanto prendido,
invocaba en su abrazo,
las risas, los gritos,
los instantes lejanos,
los juegos dormidos,
la presentida ausencia,
el temor diluido,
en la caricia tenue
de su vientre de estío
recupera el vivir
de esos años de niño.
Es el Domingo de Ramos ...
tarde de desfile incierto,
a veces arrecian las lluvias
y otras arrecian los vientos.
Pero el día que sale el sol
y brilla la naturaleza ... ,
las calles quedan pobladas
de encantos y finas bellezas.
Quieren unirse a la Virgen
acompañando a Jesús ... ,
vestidas todas de negro
con sedas, rasos y tul.
Es el color de manolas
y les va de maravilla ... ,
forman precioso cortejo
con su peineta y mantilla.
Preciosas y lindas manolas
con almas de penitentes ... ,
nos hablan con su silencio
y lloran de Jesús la muerte.
Se perfilan en Santiago ...
dan la vuelta a los puentes,
Jesucristo, desde arriba ...
las bendice sonriente.
Si el cielo está oscurecido
y la lluvia hace charcas ... ,
esta procesión no sale,
y llora la Semana Santa.
(En Covarrubias, Burgos, 8-08-90)
Vengo ante Ti,
con el luto en el alma
y de encaje visto mi sonrisa
vencida de rubor y de cansancio.
Aun me duelen cicatrices
de cercanos sueños,
receptivos a la GRACIA
de Tu invisible designio.
Aún lloro lágrimas de cirio
sobre este mi corazón helado
- herido -
que Tú sanas limpiamente
sin suturas.
Pero hoy,
una oración de lluvias
me abre los ojos de luz
de Tu Luz,
adormeciendo-consolando
mis tercos pensamientos
que por Ti se incendian
con los colores soñados
del arco-iris.